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Sondas y flashers, ayudas de electrónica náutica para la pesca
Ya no es extraño ver en una embarcación de tipo medio una pantalla con grandes dígitos y marcas horizontales y verticales que reflejan el contorno del fondo y la presencia de peces. Las sondas y GPS son la ayuda caída del cielo cuando se trata de localizar al pez y conocer la estructura idónea y el fondo marino por el que navegamos. Es cierto que prácticamente todas las embarcaciones destinadas a la pesca de depredadores (y también algunas de ciprínidos) llevan incluido en su equipamiento uno, o incluso dos sónares, pero…
¿Cuántos de estos dispositivos electrónicos son utilizados siquiera al 50 por ciento de sus posibilidades?
Es demasiado frecuente oír comentarios como: «este cacharro se equivoca» o «marca peces donde no los hay». Al final las ecosondas se convierten en un puro complemento estético, pues hay que reconocer que «visten mucho», pero son infrautilizadas por sistema.
Instalación, averías y mantenimiento de las sondas de pesca
Una buena instalación eléctrica va a solventar muchos de los problemas más habituales para el propietario de una sonda o GPS. Un cableado grueso que conecte los terminales de la batería con nuestro panel de distribución de energía es un chorro de electricidad que llega sin interferencias y con una señal clara. La mayoría de los problemas con los dispositivos electrónicos se deben a una deficiente alimentación o a una interferencia provocada por otros aparatos que reciben electricidad. Un comprobador de corriente es un utensilio altamente eficaz, que nos va a indicar en todo momento si llega energía a nuestro aparato y, lo más importante, qué voltaje tiene.
Otro cuidado extremo hay que tenerlo con el cable que va de nuestra sonda de pesca al transductor, que es el encargado de emitir y recibir las señales. Especial atención mantendremos con la acometida del cableado, ya que no debe ser pisado por nadie en la embarcación ni aprisionado por otros elementos. Debe estar firmemente sujeto para evitar que se mueva. Si decidimos montar el transductor pegado al pie del motor eléctrico, hay que trazar cuidadosamente su trayectoria y probar antes de salir de casa que no es aplastado al levantar y bajar el motor eléctrico. Hay que tener también en cuenta que el pie del eléctrico es la parte móvil y que el cable de la sonda permanece adherido a él, de tal manera que cada vez que giremos la trayectoria del eléctrico, el cable se estirará al compás.
Hay que dejar un poco de holgura en el cable para evitar tensiones que pudieran dañarlo. La mejor guía en todo lo que se refiere al cableado es que esté firmemente sujeto en los puntos necesarios, pero no tenso. El transductor situado en el motor eléctrico debe ir cogido con una arandela regulable, pero con la especial precaución de no apretar en exceso, ya que podría dañar este elemento. De este modo, en caso de un golpe fuerte en el transductor, éste podría desplazarse y no partirse. Si nos decidimos por situarlo en el espejo de popa de nuestra barca (donde se colocan la mayoría de veces) hay que tener en cuenta la situación de nuestro motor de explosión o fueraborda y el diseño del casco. El motor provoca turbulencias, no sólo la hélice, sino el propio eje, que dan una lectura errónea y provocan distorsiones que restan eficacia al transductor y que en la pantalla pueden aparecer de dos maneras:
- Bien confundiendo estas turbulencias con obstáculos o peces
- Mediante el parpadeo de la imagen en la pantalla
Por lo general, hay que situar al transductor con respecto a la horizontal de la base del casco con una inclinación hacia abajo de 5 a 10 grados.
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Reglas de oro a tener en cuenta para tu GPS y sonars de pesca
No todo lo que aparece en el agua lo capta una sonda, pero todo lo que aparece en su pantalla está en el agua.
El principio del sónar se basa en la diferencia de densidades de los cuerpos. El agua tiene una densidad diferente al obstáculo o pez que se encuentran en ella, por lo que la sonda lo detecta e interpreta. En zonas de poca profundidad (menos de tres metros) se requiere mayor precisión en la definición de la lectura. Para ello, seleccionaremos el menú manual y accionaremos el zoom. De una perfecta transmisión de datos depende el cableado. Si éste resulta dañado o pellizcado, hay que cambiarlo por uno nuevo y no intentar repararlo con cinta aislante. Hay que buscar diferentes obstáculos dependiendo de la temporada, ya que el bass también tiene sus preferencias. Tras la freza, el black bass prefiere zonas profundas con árboles, mientras que en otoño, lo encontraremos en reculas muy orilladas. Los terminales metálicos que van a parar a la sonda pueden aparecer manchados con una capa verde o blanca. Un cepillo de dientes y alcohol harán que desaparezcan estas incrustaciones que causan una deficiente conexión.
El calor y el polvo son enemigos de los aparatos electrónicos, por lo que conviene evitarlos protegiéndolos convenientemente. Los cambios de temperatura también tienen sus efectos, provocando condensaciones y manchas en la pantalla líquida. Un buen sistema eléctrico pasa por un buen cableado y un sistema de seguridad de sobrevoltaje, proporcionado por un barato y eficaz fusible. No olvidar comprobaciones rutinarias de su estado, y un surtido de fusibles de repuesto. El fusible debe estar lo más ceca posible de la batería. Un mantenimiento a tiempo evita posteriores averías y, lo que es desesperante, que todo falle cuando estamos en acción de pesca o navegando y no damos con la solución a nuestro problema. El embalse es el peor escenario para intentar arreglar lo que falla. El transductor debe limpiarse con un cepillo y agua ayudándose de un jabón neutro si la suciedad está muy incrustada. Normalmente pequeños trozos de vegetación descompuesta o cieno son los que ensucian el receptor y frotarlo con un cepillo de dientes hará saltar la materia adherida.
La pantalla de nuestro sónar es de vidrio, por lo que emplearemos un limpia cristales y un trapo de algodón con la precaución de no presionar en exceso. Por cierto, un buen consejo para aquellos que guarden la embarcación en un sitio en el que haya presencia de perros es proteger el transductor de sus dientes, ya que puede servir como perfecto juguetito que roer y con el que saciar su aburrimiento. Un buen día un amigo mío guardó durante unos días su barca en el garaje de otro conocido y descubrió como el rottweiler que allí se encontraba se había «entretenido» con el receptor. 😉
Mejor electrónica náutica para la pesca
Uno de los mejores avances en este tipo de aparatos electrónicos aparece con la función Grayline que llevan los modelos de gama media-alta de equipos multifunción de Humminbird o Garmin. Esta función se desarrolló en los años cincuenta por una firma británica y fue creada para permitir a los pescadores profesionales localizar los peces que se alimentan en el fondo. Activando esta función podemos conocer la composición del fondo, si éste es blando o duro, es decir, si donde estamos pescando hay fango, algas, rocas, etc. Se basa en el tipo de ecos recibidos del fondo y en función de su intensidad se conoce su composición. El fondo nos aparecerá con dos tonalidades superpuestas, una más clara correspondiente a zonas de barro o materiales blandos, como arena, y la otra más oscura, que corresponde a un suelo de gravilla o roca.
¿Y esto para qué nos puede ser de utilidad?
Muy fácil, si pescamos en la época de freza, un suelo de materiales blandos será el escogido para que el bass realice su nido, mientras que si el fondo es de composición dura, allí no encontraremos al pez. Simple y cierto a la vez. En el caso de que empleemos un transductor de barrido lateral situado en la base de nuestro motor eléctrico, hay que entender sus posibilidades respecto a las limitaciones, ya que, a velocidades por encima de las 10 millas por hora no dan una lectura eficaz.
Otra ayuda que dan la sondas al pescador es la detección de termoclimas que marcan el límite de dos masas de agua con diferente temperatura. Para detectar una termoclima, sobre todo en la época de verano, hay que ajustar la sensibilidad de la sonda al máximo posible. La termoclima se muestra como una línea ancha en nuestra pantalla y la utilidad de encontrarla se basa en que los peces gustan de situarse cerca de ella por cuestiones de comodidad o alimentación. El modo de funcionamiento de una sonda es común en todas ellas y es uno de esos muchos inventos copiados de la naturaleza, ya que murciélagos y delfines lo vienen utilizando muchos millones de años antes que nosotros. Todos los sónares cuentan con un botón de menú con el que se accede a diferentes funciones o programas.
También de una sonda va a depender nuestra seguridad en la navegación. Si no conocemos el embalse hay que ir pendiente de ésta no sólo para buscar peces sino para dar con la estructura adecuada. Podemos establecer una alarma de superficie (por ejemplo a 3 metros) con la que nos avisará si detecta una zona de escaso calado en la que podríamos quedar enganchados. De igual manera la función de alarma de profundidad nos desvelará desniveles querenciosos para la pesca en zonas con un terreno poco abrupto. Ambas alarmas se establecen en metros y son de mucha utilidad para el pescador.
Interpretación de los GPS y las sondas de pesca
Una sonda marca una señal en la pantalla que el pescador interpreta como real. Se trata de dar sentido a aquello que nos viene reflejado en al pantalla, de descifrar una realidad. Con la llegada de nuevas tecnologías, la electrónica náutica se enriquece con el uso de medios más sofisticados y eficaces con los que obtener resultados lo más cercanos posibles a la realidad. Es en este momento cuando aparece el silogismo de «aquello que existe es aquello que veo». Fiel reflejo de esa realidad es el empleo de una cámara de vídeo y, aunque a corto y medio plazo no supondrá un relevo de la pantalla de cristal líquido, puede ser una realidad a más largo plazo. Hace un tiempo ya, se presentó en Estados Unidos un artilugio que consta de un monitor y de dos cámaras de vídeo que recogen las imágenes subacuáticas que son reflejadas en el monitor.
Así podemos ver aquello que hay por debajo del casco de nuestra barca tal y como se muestra en la realidad
En mi opinión, una cámara de vídeo es una herramienta más de ayuda al pescador. Supone una transformación de un medio o canal de comunicación como el que pudo haber cuando se inventó la radio y luego apareció la televisión. Se trata de una modificación de un canal, sin más, ahora bien, con un tremendo impacto ya que la realidad se nos muestra ahora más viva, sin manchas en el display de la pantalla de nuestra sonda.
¿Qué efectos puede tener sobre la pesca deportiva?
Si pensamos en algún momento en que pueda contribuir a acabar con la pesca, la respuesta es no. El pescador deportivo del presente y del futuro es una persona responsable y que si ahora devuelve el pez al agua, una vez conseguido y en su mano, el hecho de que pueda capturarlos con mayor facilidad (si ésa es la ayuda de la cámara de vídeo) no significará que cambie su actitud y mantenga los peces a partir de ese momento.
Errores más frecuentes en el uso de la sondas de pesca
La sonda no sólo muestra su ayuda para la pesca en zonas de gran profundidad. Las aguas más someras también son susceptibles de ser pescadas con el sónar. Pescando en zonas de poca profundidad tendemos a pensar que el nivel del fondo es lineal cuando de repente vemos en nuestra pantalla una depresión. En ella se refugia un pez. En carretera conviene desmontar y guardar la sonda para evitar golpes, polvo y temperaturas altas que pueden dañar el corazón electrónico de nuestro aparato. Si la sonda no lee correctamente, hay que buscar el fallo en una velocidad excesiva de la barca o un ángulo incorrecto del transductor. Se tiende a pensar equivocadamente que un sónar emite una señal cónica cuando esto no es así. Existen una serie de haces secundarios en forma de lóbulos que acompañan a esta forma cónica, de la misma manera que hay una zona muerta que el transductor es incapaz de leer.
Otro tema sería si ese pescador tuviera que vivir gracias a los beneficios que supondría la venta de pescado, lo que lógicamente habría que pensar en la pesca industrial y por supuesto en otro escenario distinto: el mar. Y en cuanto a la ayuda que pueda recibir ese pescador deportivo en conseguir más y mejores piezas, la respuesta es sí. Ahora bien, que a nadie se le iluminen las ideas, ya que no hay que confundir lo que es una herramienta con la panacea o la gallina de los huevos de oro, ya que, por mucha camarita de marras, quien sigue y seguirá sacando los peces, es el pescador. No olvidemos que las tecnologías ayudan al desarrollo, pero hasta la fecha no han logrado suplantar la actuación humana al ciento por ciento, ya que, en algún momento necesitan de la mano del hombre. Y en la pesca deportiva seguirá siendo así. Si encontramos un pez gracias a la ayuda de nuestra cámara de vídeo subacuática, no será ésta la que le haga picar, sino nosotros. Y recordemos que el hombre es una especie muy torpe en un medio ajeno como es el acuático donde no podemos desarrollar unas capacidades sin la ayuda de las máquinas.
Una embarcación, al igual que una cámara de vídeo, es una ayuda en la pesca y hay que darle el valor que tiene sin más. Nadie tiene garantizada la pesca por el hecho de disponer de mejores herramientas, aunque su ayuda es incuestionable. El día que una cámara de vídeo me asegure la pesca, y que anule mi participación como pescador, dejaré este deporte y buscaré nuevos retos que me sigan formando como persona y que me estimulen día a día.
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