La ‘gran barrera de burbujas’ para limpiar los océanos

Si disfrutas realmente con el mar, acudes a la costa casi cada día, sales a navegar con tu barco e incluso te gusta jugar a pescar en el salón de tu casa, entonces seguro que has notado un considerable aumento de la contaminación oceánica durante los últimos años. Buena parte de esta contaminación viene en forma de plásticos, desde bolsas del supermercado hasta cubiertos desechables, envoltorios de productos, o vasos de café para llevar.

Este problema es especialmente grave en el océano Pacífico, donde se ha acumulado lo que se conoce como el ‘gran parche’ de basura del Pacífico norte. Este parche de basura está compuesto aproximadamente por unas 80.000 toneladas de plástico, si bien esta estimación puede aumentar de forma considerable tras mediciones posteriores. De hecho, las primeras estimaciones apuntaban a una cantidad unas 16 veces menor.

Las organizaciones de limpieza de basura, al rescate

Aquí es donde entran en juego diversas organizaciones dedicadas a la limpieza del plástico de los océanos. Estas organizaciones se encuentran lideradas por ‘The Ocean Cleanup’, una startup holandesa que tuvo un gran éxito gracias al diseño de un sistema capaz de retirar decenas de toneladas de basura del océano sin necesidad de utilizar la energía eléctrica o combustibles fósiles para hacerlo.

El proceso de limpieza de los océanos evoluciona, sin embargo, con extrema lentitud, sobre todo si lo comparamos con la velocidad con la que seguimos inundándolos de plásticos y otros materiales nocivos. Por eso es tan importante desarrollar iniciativas que permitan reducir o eliminar por completo la contaminación plástica que termina en los océanos, ya sea mediante la prohibición del uso de plásticos desechables como mediante su interceptación en los principales puntos de contaminación oceánica.

La fuerza extraordinaria de las burbujas

También fundada en los Países Bajos, The Great Bubble Barrier es una empresa que se dedica para instalación de sistemas de burbujas en los ríos para interceptar el plástico que fluye corriente abajo antes de que llegue al océano. Se trata de un proyecto extraordinariamente innovador que ha demostrado ser capaz de interceptar más del 90% de los plásticos que circulan en los ríos gracias a una cortina de burbujas.

Estas burbujas de aire emergen desde el lecho del río y lo recorren en diagonal para redirigir los plásticos hacia una de las orillas. Aquí se instalan entonces dispositivos de captura de plástico que simplemente recogen toda la basura remitida por la cortina de burbujas. Se trata de un sistema ingenioso que no requiere del uso de complejas redes ni de la instalación de barcazas en diferentes puntos del río.

Debido a que la fuerza motriz de este sistema son simplemente burbujas de aire, ‘The Great Bubble Barrier’ no interfiere con la actividad habitual del río, y permite el tránsito fluvial de los barcos sin el menor problema. Además, tampoco afecta a los peces, que de otro modo podrían verse atrapados por una red o capturados accidentalmente por un sistema de retirada de basura de índole mecánica.

La interceptación de plásticos como complemento al marco legal

Este sistema de interceptación de plásticos en los ríos es uno de los más esperanzadores a la hora de resolver el problema de la contaminación fluvial y oceánica. Sin embargo, y como ocurre con ‘The Ocean Cleanup’, el objetivo de la ‘Gran Barrera de Burbujas’ pasa por quedar ‘obsoleta’ a medio plazo. La esperanza de sus fundadores es que, más tarde o más temprano, deje de ser necesario retirar plásticos de nuestras aguas.

Resulta mucho más sencillo dejar de producir plásticos que tener que capturarlos desde el lecho de los ríos o las aguas oceánicas. Por eso, la Unión Europea está avanzando en la implementación de marcos legales que prohíban el uso de plásticos desechables como las pajitas de los refrescos, o como los tenedores y las cucharas de un solo uso.

Aunque estas leyes avanzan con lentitud, se espera que pronto todos estos productos puedan ser reemplazados por equivalentes de madera o cartón, entre otros materiales sostenibles y biodegradables. De esta manera se reducirá considerablemente el flujo de plásticos hacia los océanos, y podremos disfrutar de un entorno marino mucho más limpio, como el que teníamos a mediados del siglo pasado.

La colaboración ciudadana también juega un rol esencial

Aunque algunos de los plásticos que contaminan los océanos provienen de actividades industriales, en su mayoría se trata de botellas de refresco o envoltorios de productos adquiridos en el ámbito minorista. Por eso, la concienciación ciudadana puede desempeñar un gran papel a la hora de reducir la contaminación de plásticos en los océanos.

Limitar o eliminar nuestro consumo de refrescos envasados con plásticos, optando en su lugar por los refrescos de lata, es un ejemplo de un cambio sencillo en nuestros hábitos que puede tener un impacto muy positivo a nivel medioambiental. Cualquier decisión que nos permita prescindir de un producto plástico y optar por una alternativa ecológica es un pequeño paso que podemos dar para mejorar la salud de los océanos y de nuestro planeta.

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