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Conoce los órganos sensoriales de los peces para pescar más
Volvemos a la carga con un nuevo post con la idea de dar una mayor divulgación al apasionante mundo de la pesca, esta vez nos centramos en dar información sobre peces y sus órganos sensoriales. La evolución es un proceso de ensayo y error, que obligado por la fuerza irresistible de la selección natural, da forma a la naturaleza y dota a todas sus especies de unas capacidades físicas y sensitivas que les permiten sobrevivir. La evolución ha dotado a los animales de unos órganos sensoriales que les informan sobre lo que sucede a su alrededor para, de esta manera, reaccionar apropiadamente ante una gran variedad de situaciones. Los sistemas sensitivos se perfeccionan en el juego de la supervivencia, lo que origina una gran diversidad de estructuras y funciones. Algunos órganos sensoriales son muy complejos y sofisticados, como los detectores de calor que han desarrollado las serpientes para localizar a sus presas o el radar de los murciélagos.
Unos órganos muy especiales
En los peces, los sistemas sensoriales tienen unas características muy especiales. Las propiedades físicas del agua imponen unas restricciones, aunque en comparación con el aire, el agua puede ser un medio favorable par algunos sentidos. Los órganos de los sentidos más comunes entre los animales terrestres son también importantes para los peces:
- La visión
- El olfato
- El gusto
- El oído
- El tacto
- La sensibilidad a la temperatura
Además, los peces tienen órganos sensoriales exclusivos, como la línea lateral de los peces, que les permite detectar perturbaciones en el agua y son unos magníficos órganos receptores.
Algunos peces pueden detectar cambios en el campo eléctrico de alrededor de su cuerpo, e incluso algunos de ellos pueden generar campos eléctricos de elevada intensidad, con los que paralizan a sus presas. Algunas capacidades sensitivas de los peces se han descubierto muy recientemente.Así, por ejemplo, en el cerebro y a lo largo de la línea lateral del salmón se han encontrado partículas magnéticas. Se cree que el salmón usa estas partículas para detectar el campo magnético terrestre, permitiéndole orientarse en los océanos durante su retorno a su río natal para la reproducción. Al parecer, este sentido es usado en conjunción con otros, como el olfato y la habilidad de navegar usando como referencia el sol y las estrellas.
Visión, línea lateral, oído…
La visión es el órgano que provee al pez de información acerca de la disposición espacial de su entorno, y es sin duda uno de los más importantes. La mayoría de peces tienen que ver el alimento que comen, o si es el caso, el señuelo del pescador, antes de morder. Pero cuando las condiciones de visibilidad son reducidas, como ocurre en aguas profundas o muy turbias, la línea lateral de los peces puede detectar vibraciones a más de 3 metros de distancia, cobrando una creciente importancia. Otros órganos sensoriales también son importantes en condiciones de baja visibilidad. El oído permite a los peces detectar el sonido producido a gran distancia y el olfato les confirma o desmiente que aquella presa potencial que no acaban de ver con claridad es realmente un alimento. En estas circunstancias, es evidente que los señuelos ruidosos que producen fuertes vibraciones, como los crankbaits dotados con «rattles», y el uso de esencias atrayentes en el caso de los vinilos, mejora los resultados de la pesca de peces depredadores. En los peces depredadores se produce una secuencia de detección e identificación de las posibles presas en la que intervienen varios órganos sensoriales.
El pez detecta la presencia de una presa potencial cuando la combinación de sonido y vibraciones procedentes del señuelo son captadas por el oído y la línea lateral.
Puesto que las ondas sonoras se transmiten a largas distancias en el agua, inicialmente el pez es incapaz de distinguir claramente la fuente de tales vibraciones. Cuando la proximidad a la posible presa es lo suficiente para ser distinguida con la vista, este sentido pasa a tomar el mando de las operaciones. En este momento, el pez puede descartar o seguir interesado en ella, y en algunos casos el olor que desprende puede ser utilizado como desencadenante final de la aceptación o rechazo de la presa o del señuelo del pescador. Es por todo esto, que conocer los órganos sensoriales de los peces y su comportamiento a diferentes estímulos nos puede dar una gran ventaja a la hora de practicar la pesca deportiva.
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