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¿Que tipos de fondos marinos y oceánicos existen?
Conocer los tipos de fondos tanto en aguas marítimas como continentales y que fauna y flora habita en cada uno de ellos nos puede dar una visión más concreta de cuales pueden sellar a ser las mejores zonas de pesca, ya que dependiendo en que tipo de fondo nos hallemos, tendremos más o menos posibilidades de capturar distintas especies de peces que allí habitan. Por ejemplo, podemos encontrarnos con los fondos arenosos, que conforman fondos muy inestables, donde las masas arenosas están en continuo movimiento por corrientes o mareas, condiciones de inestabilidad que disminuyen con la profundidad, permitiendo a veces el desarrollo fanerógamas marinas, como Zostera, Posidonia o de algas, como Caulerpa toxifolia, especie invasora que está sustituyendo a Posidonia oceánica en el Mar Mediterráneo, encargadas de fijar las arenas a la vez que las enriquecen de material orgánico.
La presencia de estas formaciones vegetales y la densa y variada fauna asociada a ellas, se da en sustratos arenosos bañados por aguas bien iluminadas, limpias, oxigenadas, con un hidrodinamismo (velocidades acuáticas) débil, de ahí que aparezcan en ensenadas, radas, fondos de bahía, etc donde las aguas están calmadas y protegidas. En estas praderas de posidonia o zostera encontraremos salmonetes de fango, salpas, herreras, pequeños espáridos (sargos picudos, mojarra) y lábridos (doncellas, bodiones) como peces más característicos.
Fondos litorales
Nos centraremos en los fondos litorales más cercanos y trataremos de desglosar, siquiera en algunos aspectos relevantes, la influencia que tienen estos fondos en el mantenimiento del número de peces litorales que nos sirven como adversarios a los pescadores de recreo. Bajo la capa acuática pueden encontrarse una gran diversidad de fondos, que son distintos en función del material geológico que los forman, de los perfiles batimétricos que en ellos se dan y de las corrientes marinas locales, aspectos que son interdependientes. Pero también lo son por los seres marinos que viven agarrados a ellos, de los que deambulan sobre ellos y de los que los tienen como visitantes continuados u ocasionales. La naturaleza litológica es el aspecto esencial, pues ella va a condicionar fuertemente todos los aspectos citados, y en consecuencia, los peces que los habitan, con su variedad de formas de hábitos reproductivos, comportamientos de caza o composición de dietas.
Variedad de fondos litorales
Bajo el espejo del mar encontraremos:
- Fondos homogéneos: fangales, arenales, pedreros, canchales, roquedales, fondos de grava…
- Fondos mixtos: fondos areno-fangosos, arenales salpicados de roca, alza sobre el arenal…
- Fondos difusos: transiciones entre el fangal de la desembocadura fluvial y el arenal más lejano, entre el pedrero al pie del acantilado y el arenal
Todos estos fondos disponen de su peculiar y característica fauna y flora más o menos propias.
En ellos se pueden agrupar dos tipos de fondos litorales esenciales:
- Fondos litorales duros: constituidos por elementos rocosos de 50 centímetros o mas de diámetro y donde se incluyen afloramientos rocosos y canchales)
- Fondos litorales móviles o detríticos: cuyos elementos (arena, limo, gravas, cantos) están por debajo de esas dimensiones y están sujetos a movilidad por el oleaje.
Esta clasificación, simple, es sin embargo muy explicativa de los seres que colonizan unos y otros, de su diversidad, abundancia y de la madurez y estabilidad del ecosistema.
Fondos arenosos
Los fondos arenosos no fiados por praderas submarinas tienen mucha menos densidad y variedad de fauna, algunos bivalvos como la concha fina, algunos crustáceos como el cangrejo de arena, algunos peces como el salvariego o la araña…, especies que se protegen de sus predadores o aguardan a sus presas semienterradas. Esta escasez en diversidad y densidad es tanto mayor cuanto menor es el contenido de limos y material orgánico, y su interés para el pescador recreativo es por tanto limitado, si bien puede ofrecer ocasionalmente jóvenes bailas, herreras cortas de talla y demás especies que predan sobre los crustáceos (camarones y gambas). Por su comunidad biológiva pobre y su transparencia, son fondos más propios para el baño que para la pesca aquellos en los que no se fijan fanerógamas o algas por las corrientes que se dan en ellas y que mueven las arenas de continuo, y por los continuos avances y retrocesos de marea, que generan fondos con marcas características con aguas quietas denominadas “ripple-marks» o rizaduras de marea, en castellano.
Fondos arenosos, hidrodinamismo y granulometría
Con sus excepciones espaciales y temporales, el grosor del grano de los fondos arenosos blandos se explica por el hidrodinamismo, la velocidad y persistencia de los flujos acuáticos. Así, allí donde las aguas tienen mayor velocidad, mayor energía cinética, las partículas más finas son removidas por las mareas y corrientes quedando elementos gruesos (gravas, cantos rodados), mientras que limos o arenas finas son transportados y sedimentan en aquellos fondos cubiertos por aguas calmas o que se desplazan con extremada lentitud, de ahí que estos (arenales, fangales (fondos fango-arenosos) estén mejor representados en ensenadas, bahías y estuarios fluviales, y los de granulometría más gruesa (pedreros, canchales) sean propios de aguas costeras muy batidas. En general con el aumento de la profundidad los fondos arenosos móviles más finos (fangos, arenas finas, organico-detriticos) están mejor representados, defendidos por el menor hidrodinamismo marino en profundidad
Fondos fangosos
Rara vez se encuentran fondos fangosos en estado puro, que son más propios de caños y lagunas marismeñas y muy frecuentemente se presentan como fondos areno-fangosos o fango-arenosos (según sea el elemento dominante) muy propios de las aguas resguardadas de los estuarios, aunque también se encontrarán a profundidades donde las aguas apenas tengan corriente, son los primeros responsables de la alta fertilidad de estas zonas de aguas someras, que solo son rebasadas en ella por las marismas litorales. Estos fangos proceden de materiales muy finos (limos, arcillas) traídos por las descargas fluviales tras los periodos de lluvias, y fertilizan las aguas del estuario, o lo contaminan, pues también depositan contaminantes que estas puedan traer (fosfatos y nitratos de origen agrícola y urbano fundamentalmente).
Alimentos en suspensión en los fondos fangosos
Con estos materiales finos se mezclan pronto materiales orgánicos procedentes del denso plancton que abunda en estas aguas fertilizadas y que le quitan transparencia al fondo, estableciéndose sobre él una pléyade de bacterias y otros microbios descomponedores, sirviendo unos y otros como alimento de filtradores (bivalvos y algunos políquetos filtradores o “plumeros”) y que servirán en la red trófica como presas de invertebrados carnívoros (estrellas de mar y gasterópodos o “caracolas”) y de peces. Pero también abundan los anélidos cilíndricos y otras “gusanas” carnívoras o carroñeras, y entre los bivalvos más apreciados esta la almeja de carril o japonesa, el berberecho y la navaja, pero también coquinas, cliclas, almejas reloj, etcétera. Y también cangrejos cazadores y carroñeros, claro está.
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Los fondos fijos (duros)
Están constituidos por roca masiva o elementos rocosos capaces de resistir sin desplazamiento la energía cinética marina de flujos mareales y corrientes, y suelen dar lugar a comunidades biológicas muy estables y ricas en densidad y variedad de especies. Pero dentro de ellos hay una apreciable diversidad que tiene mucho que ver con la roca concreta que los constituyen, siendo muy distintos los de roca granítica de la costa gallega a los de caliza de la roca asturiana o a los de caliza organogena del litoral gaditano. El dispar comportamiento mecánico de estos sustratos rocosos y su desigual resistencia a la erosión dan fondos muy distintos en perfiles.
Los fondos graníticos
Suelen dar lugar a formaciones rocosas masivas y poco fisuradas, mientras que en las calizas las fisuras, oquedades y demás anfractuosidades son frecuentes, pudiendo dar lugar a pedreros o canchales; posteriormente y en las rocas constituidas por restos de bivalvos esencialmente (calizas organogenas o roca ostionera) las formaciones más frecuentes son fondos de lajas rocosas con superficies lisas, pulidas por la acción erosiva marina. La rugosidad superficial, la existencia de fisuras, covachas y oquedades influye fuertemente sobre la fauna bentónica, sobre su diversidad y abundancia, favoreciéndola. Peces muy propios de estas fisuras y oquedades son el mero, la cherna o la morena.
La estabilidad de estos sustratos es la característica que más condiciona el asentamiento de organismos vivos sésiles de limitada capacidad en cuanto a desplazamientos (lapas, por ejemplo) que viven sobre la superficie del sustrato en las oquedades, comunidades biológicas que están condicionadas también por el hidrodinamismo, la luz, la salinidad o el régimen termino. Pero es su superficie irregular con numerosas oquedades y grietas, lo que determina la elevada diversidad biológica presente al generarse un gran número de micro hábitats. Sobre estos fondos rocosos se establecen algas con fucus y laminarias allí donde el mar combate con cierta fuerza, gracias a sus fuertes anclajes a la roca pero también algas incrustantes, algas rojas calcáreas y verdinas marinas, formadas por algas verdes de pequeño porte que crecen muy densas y tapizan las rocas.
La fauna típica de los fondos rocosos, presente una gran riqueza, la forman invertebrados del tipo esponja, corales, anemonas, equinodermos (erizos y estrellas de mar), moluscos gasterópodos (caracolas y babosas marinas) bivalvos (ostiones, mejillones, ostras…) y cirrípedos (bellotas de mar), que conforman una comunidad biológica invertebrada bien dotada de filtradores (bivalvos), herbívoros (quitones, lapas, erizos…) y carnívoros (cangrejos, estrellas de mar…).
Los peces también están bien representados en abundancia y diversidad, y dependiendo del fondo rocoso concreto serán más abundantes unos u otros. Merillo, cabrilla o serrano son propios de canchales, como también la hurta y otros espáridos (mojarras, sargos…), y si son más profundos se unen a ellos otros como rascacios y carachos. Mero, cherna o morena son más propios de roca masiva como cabezos o costillas rocosas con abundancia de fisuras y oquedades, los bodiones (verde, julia, maragota…) aparecen en roca bien cubierta por algas de porte, junto con la salema, que de adulta consume las verdinas marinas entre otras plantas.
Y aprovechando las aguas mejor iluminadas se establecen sobre ellos seres coloniales, como corales o gorgonias, que dan lugar a un “matorral” de esqueletos calcáreos creador de numerosos micro hábitats que aumenta la diversidad biológica y la abundancia. Los fondos rocosos de tipo canchal prometen al pescador grandes esparidos: pargo, sama, dentón, sargo bedao…), tanto mayores cuantía mayor profundad se sitúen estos sustratos rocosos. Los fondos rocosos intermareales, situados entre los limites superior e inferior de mar presentan pozas de aguas someras donde se acumulan arenas y se desarrolla comunidades de algas fotófilas, con la lechuga de mar como buena representante fe todas ellas. En pozas más profundas y menos iluminadas pueden aparecer algas calcáreas y pequeñas formaciones de fanerógamas marinas, principalmente la seba, y en estas pozas se refugian crías de bastantes peces litorales (cabracho, escorpora, sargo común…), góbidos (gobio) blenidos (torillos) y crustáceos (cangrejos, camarón).
Tipos de peces según los tipos de fondos marinos
Existen peces poco exigentes con las condiciones ambientales, que soportan contenidos de oxígeno, concentración salina o temperaturas acuáticas muy diversas, como las llamadas lisas o mújoles (capitón, galupe, corcón…) o el apreciado róbalo, y se les encontrara en biotopos acuáticas muy diversos (último tramo fluvial, estuarios, campos marismeños, fondos de arena, fangales…) y también el sargo común, propio tanto de canchales como de praderas submarinas o de fondos mixtos, mientras que otros peces son extremadamente exigentes con su medio, por lo que solo se les encuentra en hábitats muy concretas. Sirva de ejemplo el sargo bedao, que busca entornos rocosos oscuros. O el corvallo, que también busca esos entornos luminosos cortos durante el día, asociándose a fondos de grandes rocas, donde se instala bajo cornisas y oquedades, al igual que lo hace la morena o el mero.
Especies que habitan los fondos litorales
Sobre los fondos marinos litorales encontramos animales y plantas muy diversos (esponjas, peces, algas, fanerógamas, crustáceos, moluscos….).
Una clasificación sencilla y funcional atiende a su posición:
Bentónicos
Son aquellos animales que viven en el fondo (estrellas de mar, erizos, bivalvos, seres coloniales como las gorgonias, pulpos…)
Pelágicos
Aquellos que pueden visitar esporádicamente los fondos pero que se sitúan frecuentemente a más o menos altura sobre el (medusas, algunos decápodos, zooplancton, túnidos…).
Entre los peces bentónicos encontraremos formas libres o vágiles, capaces de desplazarse sobre el fondo (cangrejos, anélidos o “gusanas”, gasterópodos o “caracolas”, almejas como la concha fina…) y otros que viven anclados a ese fondo (anémonas, corales, fanerógamas marinas como la posidonia, bivalvos como el mejillón, algunos anélidos tubícolas…) que se adjetivan de sésiles.
Esta clasificación, gruesa pero funcional, también puede servir para los peces, aunque conviene ampliarla con ellos para un mejor conocimiento de su comportamiento ante los cebos o señuelos que le ofrece el pescador pues los hay de hábitos bentónicos y escasa capacidad natatoria (araña, escorpión, peces sapos…), mientras que otro están dotados de mayor capacidad para desplazarse pero también ligados al fondo, aunque no tan fuertemente (congrio, pargo, besugo, sargos…) que se encuadran dentro de las especies nectobentonicas o demersales. Por ultimo, otro grupo que habita la columna acuática de forma permanente son los pelágicos (túnidos, sardina, boquerón, palometa blanca, jurel…). Además de ser un clasificación ecológica condiciona fuertemente a las técnicas de pesca de recreo que se emplean con ellos, y así estos últimos pueden ser pescados al curricán, mientras que los demersales pueden ser tentados con la pesca de fondo o jigging, por ejemplo, y los bentónicos en sentido estricto son especies capturables con cebo al vivo como mejor opción.
Fondos litorales y la fauna demersal
Las peces demersales son especies ligadas al fondo ya sea porque encuentran sus posibles presas en el fondo o bien porque encuentran en el refugio donde burlar a sus depredadores. Son animales generalmente carnívoros, adaptados a desplazamientos rápidos o cortos. Su coloración suele ser mixta entre le típica de las especies pelágicas y la críptica de los organismos bentónicos. La ictiofauna típica es carnívora, con cuerpo fusiforme y vejiga natatoria (merluza, hurta, besugo, pargo, dorada…) y la acompañan cefalópodos (sepia, calamar…) y crustáceos (gambas, langostinos, bogavante…)
Fondos marinos y la fauna bentónica
La fauna bentónica esta constituida por aquellas especies fuertemente ligadas al fondo, en el que pasan gran parte de su vida, siendo muy limitados o a estar ausentes los desplazamientos sobre él fondo litoral. Suelen ser especies territoriales, solitarias y con características morfológicas adaptadas a este modo de vida (colores crípticos para camuflarse en el fondo, estructuras especializadas a la sujeción al sustrato, ausencia de vejiga natatoria y cuerpo aplanado en los peces); entre estos el rodaballo, el lenguado, la acedia, los peces sapo o diversas especies de rayas, a los que se unen como especies más conspicuas algún cefalópodo (pulpo), crustáceos (galera, centollo, buey de mar…), bivalvos (mejillón, coquina, navaja, almejas…) y gasterópodos (cañailla, bígaro, lapa…)
¿Qué peces habitan los fondos detríticos o móviles?
Los fondos arenosos conforman fondos muy inestables, donde las masas arenosas están en continuo movimiento por corrientes o mareas, condiciones de inestabilidad que disminuyen con la profundidad, permitiendo a veces el desarrollo fanerógamas marinas, como Zostera o Posidonia, o de algas, como Caulerpa taxifolia, especie invasora que está sustituyendo a Posidonia oceánica en el Mediterráneo, encargadas de fijar las arenas a la vez que las enriquecen de material orgánico. La presencia de estas formaciones vegetales y la densa y variada fauna asociada a ellas se da en sustratos arenosos bañados por aguas bien iluminadas, limpias, oxigenadas, con un hidrodinamismo (velocidades acuáticas) débil, de ahí que aparezcan en ensenadas, radas, fondos de bahía, etcétera, donde las aguas están calmadas y protegidas. En estas praderas de posidonia o zostera encontraremos salmonetes de fango, salpas, herreras, pequeños espáridos (sargos picudos, mojarra) y lábridos (doncellas, bodiones) como peces más característicos.
Viveros naturales
Su valor como criadores de pesca es muy alto, por la infinidad de invertebrados (isópodos o “pulgar de mar”, poliquetos o “gusanas”…) que se alimentan y asientan entre sus hojas y rizomas, y que nutrirán a formas juveniles de muchos peces costeros; pero también por ser utilizados por estos como burladeros de la predación. Los fondos arenosos no fiados por praderas submarinas tienen mucha menos densidad y variedad de fauna: algunos bivalvos como la concha fina, algunos crustáceos como el cangrejo de arena, algunos peces como el salvariego o la araña…, especies que se protegen de sus predadores o aguardan a sus presas semi enterrados.
Esta escasez en diversidad y densidad es tanto mayor cuanto menor es el contenido de limos y material orgánico, y su interés para el pescador recreativo es por tanto limitado, si bien puede ofrecer ocasionalmente jóvenes bailas, herreras cortas de talla y demás especies que predan sobre los crustáceos (camarones y gambas). Por su comunidad biológica pobre y su transparencia son fondos mas propios para el baño que para la pesca aquellos en los que no se fijan fanerógamas o algas por las corrientes que se dan en ellas y que mueven las arenas de continuo, y por los continuos avances y retrocesos de marea, que generan fondos litorales con marcas características con aguas quietas denominadas “ripple-marks» o rizaduras de marea en castellano.
Tipos de peces que habitan en los fondos arenosos
Los peces más típicos de los fondos arenosos fangosos tienen formas planas, como el lenguado, el rodaballo, la acevía o acedia. La platija o el torpedo, pero en ellos son también abundantes algunos pelágicos, como distintas especies de lisa que frecuentan también los fondos arenosos puros, aunque en menor abundancia. Estas aguas abrigadas y productivas tiene un valor añadido como parques de alevines y cría de numerosos peces costeros, que además de abundante alimento (zooplancton, invertebrados , vagiles macroscópicos, etcétera) tienen en la opacidad de sus aguas una buena defensa contra la predicción, y así encontraremos en ellas ejemplares juveniles de lubina, dorada, corvina, algo común, chopa, etcétera. A estos fondos fangosos estuáricos y a la diversa y abundante comunidad biológica que se establece en ellos (y que junto a las marismas costeras son los ecosistemas que más hacen para mantener los peces costeros que le sirven de recreo al aficionado de la pesca) les suele esperar un futuro cada vez más regresivo, por el represamiento de los grandes ríos que limita la capacidad de transporte fluvial, incluso el de las partículas más finas (limos), imprescindibles para el mantenimiento de estos fondos fangosos.
Los fondos marítimos y la pesca
De este repaso por los fondos de distintas índoles más característicos, el pescador deportivo debe sentirse con mayor interés especialmente de los fango-arenosos estuáricos, de los arenosos cubiertos por praderas su marinas y de los rocosos colonizados por organismos coloniales, como los corales, que son los que alumbran una mayor diversidad de vida marina y, en consecuencia, soportan altas densidades de peces de bastantes especies. De su defensa y mantenimiento frente a redes barrederas, “chuponas”, contaminación, etcétera, depende en la mayor parte la existencia de muchas y buenas piezas al alcance de nuestros cebos y señuelos.
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